observando que de mis ojos brotan
para servir a las mejillas su engrase
unas lágrimas que me derrotan
por si tu recuerdo aligerase
mientras las lágrimas se agotan.
Una y otra vez me digo
sin el temor que proclamo,
tengo miedo a olvidarte
pero pronto me consuelo
aún con el tiempo transcurrido
puedo decir que te amo,
y Madre, aún estando en el cielo,
ya, no tengo miedo a olvidarte.
© C.lαRΔ